Después de casi un año de la clausura del histórico templo de San Francisco, la Nación aprobó un auxilio económico para su reparación. La Secretaría de Planificación de la Nación, de la que depende la Dirección Nacional de Museos y Monumentos Históricos, destinará alrededor de 4 millones de pesos a las obras, a la vez que una comisión interinstitucional presidida por la arquitecta Olga Paterlini de Koch prepara la documentación técnica para el llamado a licitación. En las gestiones intervino la senadora Silvia Elías de Pérez.
Si bien los fondos no alcanzarán para realizar la totalidad de las obras de recuperación del antiguo edificio, al menos permitirán ejecutar las más urgentes, que garanticen la seguridad del monumento y de las personas. “Queremos que vuelva a ser un templo vivo y no un depósito” anhela fray Fernando Lapierre, el guardián del convento.
Como se recordará, la esquina de 25 de Mayo y San Martín está ceñida con un cerco de obra desde el 21 de agosto del año pasado. Cuando cayeron sobre el atrio pequeños revoques desde el alero las direcciones de Catastro y Defensa Civil de la Provincia determinaron la medida preventiva. Desde entonces los fieles ingresan por la secretaría hasta la capilla donde se oficia la misa diaria.
Desde marzo una comisión honoraria ad-hoc integrada por representantes de distintos organismos nacionales y provinciales dedicados a la conservación de monumentos históricos, estudia la situación del templo. La comisión también está integrada por los frailes.
“En la última reunión que se realizó el 4 de julio, en la Secretaría de Planificación Territorial y Coordinación de Obra Pública, se acordó realizar los trabajos destinados a la protección y estudios de patologías”, precisó la arquitecta. Los fondos gestionados permitirán “realizar obras preventivas para garantizar la seguridad y los estudios que se requieren para hacer un proyecto ejecutivo de los temas estructurales”, adelantó a LA GACETA.
“Encaminados los primeros trabajos con el aporte nacional, la comisión analizará ahora los ofrecimientos que realizaron en su momento los gobiernos provincial y municipal, así como referentes del sector privado”, contó.
Los trabajos que se harán en lo inmediato están relacionados con las estructuras de protección de la fachada, la prevención de elementos en peligro de colapso y la colocación de mallas de seguridad en la fachada sobre calle San Martín.
Los análisis para obras posteriores incluyen prospección del subsuelo, estudios radiológicos, interpretación e informes en columnas del claustro, relevamiento, análisis e informes en cúpula principal, estudio de desagües, monitoreo de fisuras e informes de cornisas entre otros.
Además de estas obras el patrimonio jesuítico incluye bienes muebles, retablos, pinturas murales e imaginería que requieren una intervención especializada. Se trata de un trabajo multidisciplinar, que necesitará mayores recursos.
“Por ello esperamos que la sociedad tucumana y otras áreas de gobierno realicen su aporte para el monumento que nos representa a todos los tucumanos”, señala la experta.
De hecho, la orden franciscana abrirá en los próximos días una cuenta para que los tucumanos puedan hacer su aporte. Para la arquitecta Paternili de Koch “esta es una experiencia inédita de colaboración conjunta en la que todos los tucumanos podrán acudir en auxilio de esta joya patrimonial que constituye el testimonio de más de 400 años de nuestra historia”.